Fu Jiu todavía tenía el uniforme puesto mientras que patinaba por el campo para perseguir a Yang Ming.
Ella sabía que tenía que irse de los terrenos de la escuela antes que él.
Fu Jiu hizo una pausa, tenía una mano en el bolsillo, mientras que miraba al impresionante guardia de seguridad, antes de girar para analizar las paredes que rodeaban la escuela.
Luego, ella al instante tomó la decisión: ¡trepa!
Si el Todopoderoso se enterara de eso, él seguramente se quejaría.
Ella definitivamente no iba a seguir a Yang Ming en patineta. En cambio, ella llamó a un taxi y se metió en el asiento del pasajero. Todo el tiempo, ella mantuvo la mirada fija en el auto de Yang Ming.
—Señor, por favor, siga a ese Volkswagen Golf de enfrente.
El chofer al instante tuvo intriga y le preguntó, interesado: —¿Estás trabajando en un caso?
Fu Jiu se apresuró cuando el chofer no se movió ni un poco.
—Sí, así que apúrese y no lo pierda.