Las mismas publicaciones fueron enviadas al mismo tiempo automáticamente, y los dueños de las cuentas no las estaban operando.
Hoshino estaba seguro que había sido hecho por un hacker.
¿Pero por qué algo así pasaría en la industria de los deportes electrónicos?
—¿Dónde paso esto?
Hoshino fue directo al punto.
—¿Tokio?
La persona sacudió su cabeza.
—No, en China. Recientemente, las cosas se calentaron mucho por allá. Aún recuerdas al jugador más valioso que jugó contigo una vez, ¿cierto? La lesión de su mano aparentemente se recuperó, y ahora lidera el equipo de China en la competición regional. Hablando de eso, ¿cuándo volverás? Ya hemos programado visitar China el próximo mes para mirar su Liga Nacional. No me digas que te ausentarás de nuevo esta vez…
—Estaré allí.
Hoshino sonrió, miraba a la multitud extática y dijo palabras con una profunda significancia subyacente: —Iré allá primero. Nos podemos juntar en China.