Mientras tanto, en la casa de los Fu, Chen Xiaodong se rehusaba a dejar ir a Fu Jiu.
El inteligente de Fu Jiu rápidamente se dio cuenta de que algo estaba mal y ella le puso una mano en el hombro a Chen Xiaodong.
—Habla, ¿qué pasa?
—N-nada —dijo Chen Xiaodong con la mirada desplazada.
Él de verdad no quería que el joven jefe viera o escuchara esos comentarios.
Fu Jiu curvó hacia arriba los labios.
—¿Tiene algo que ver con la escuela?
—¿Qué puede haber pasado con la escuela?
Chen Xiaodong no sabía para nada que lo estaban engañando.
—Oohh —respondió Fu Jiu.
—Entonces, es algo relacionado con el equipo.
Chen Xiaodong no replicó.
—Dame la tablet.
Fu Jiu extendió la mano de forma apuesta.
Pero Chen Xiaodong la sostuvo con fuerza, con su vida.
—Tú, el Todopoderoso dijo que no puedes usar casualmente los aparatos electrónicos.
—Mis ojos están bien ahora.