La ciudad Jiang era la capital de China. No llevaba mucho tiempo volar directo a Tokyo. A pesar de que era un vuelo a través del país, luego de solo cuatro horas, ya estaban por encima de Tokyo.
Pero, en esas cortas cuatro horas, la dormilona Fu Jiu se puso la máscara de ojos que le dio la aerolínea justo después de abordar, ajustó el asiento y giró la cabeza al costado para que el pelo plateado le cayera sobre la máscara de ojos, lo que creaba un contraste lindo de blanco y negro.
Qin Mo arregló que el joven hombre se sentará al lado de él para que "él" no coqueteara por ahí.
Luego de ver a Fu Jiu actuando tan lindo, el rostro se le ablandó, bajó la revista cuando la azafata pasó y le preguntó: —¿Puede traerme una manta, por favor?
La azafata miró a Qin Mo y se ruborizó. Aunque ella ya había visto muchos lindos chicos antes, era raro para ella encontrarse con una voz así de atractiva y profunda.