Bo Jiu se sintió un poco culpable por su mirada.
Qin Mo sintió una sed creciente. Levantó el brazo pero no parecía poder reunir mucha fuerza. Miró al joven, dejando su teléfono, su voz con un toque de ronquera. "¿Qué le pusiste a la coca?"
No se anduvo con rodeos en sus palabras. Bo Jiu se volvió y sonrió, respondiendo con picardía: "No afectará tu salud".
"Je". Qin Mo se burló, sus palmas ardiendo. "Ingrato".
Bo Jiu sintió que una ola de culpa la atravesaba. "Hermano Mo, puedes quitarte la ropa si tienes calor".
Qin Mo la empujó a un lado, dando grandes pasos hacia el baño. Caminó bajo la ducha y se ahogó en agua fría, su cabello oscuro pegado a su rostro. Su camisa blanca estaba medio abierta, su clavícula definida visible. Su camisa húmeda se adhería a su cuerpo como una segunda piel, mostrando sus seductoras curvas.
Bo Jiu fue obsequiado con tal espectáculo antes de que cerraran las duchas.