Durante tres días, Fu Jiu permaneció en el hospital para los chequeos médicos. Justo en el cuarto día, ella dejó de actuar como un lindo chico en bata hospitalaria.
Fu Jiu siempre había sido muy buena adaptándose.
Pero quedaba algo que ella necesitaba explicar.
¿Quién la apuñaló por la espalda?
Fu Jiu frunció el ceño y la temperatura en la sala descendió al punto de congelamiento.
Y entonces ella sonrió de nuevo. El ángulo de la comisura de su boca era perfecto.
Era como si esta persona estuviese llena de máscaras.
Era una hacker. Código: Z
Podía hacer todo lo que quisiera con un simple ordenador.
Sin embargo, alguien como ella tomó el cuerpo de un joven chico y renació.
―Joven amo, saqué toda su ropa. ¿Le gusta este conjunto o este otro? –Chen Xiaodong observó al joven sentado cerca de la ventana y, como si estuviera esperando un premio, continuó–: Ambos son de la nueva colección de Givenchy.
Fu Jiu saltó desde el balcón con la ayuda de una sola mano. Tenía una chupeta en su boca y su cabello gris lucía algo desordenado. Sus párpados sorprendidos y sus finos labios provocativos. Ella caminó lentamente hacia Chen Xiaodong con su mano izquierda dentro del bolsillo.
Ese aspecto relajado se asemejaba a aquellos demonios diáconos de los dibujos –¡una pasada!
Chen Xiaodong estaba atónito. «Sin mencionar que todas las chicas se rendirían al joven amo. Incluso los chicos… No, ¡no puedo pensar eso!»
Pensar de ese modo solamente alentaría los malos hábitos y el temperamento endemoniado del joven amo. La razón por la cual el joven amo fue golpeado y enviado al hospital aún seguía muy presente en él.
Si el jefe supiera que su joven amo tuvo un enamoramiento con el joven amo Qin, definitivamente le rompería las piernas―. ¿Solo estos dos? ¿No hay otras opciones? ―Fu Jiu observó los brillantes colores frente a ella y frunció el ceño.
Chen Xiaodong bajó la cabeza y colocó esas ropas a un lado―. ¡También le traje sus piezas favoritas de la moderna colección masculina!
¿MASCULINA?
«¿Está seguro de que no es algo barato de Taobao? El gusto de su propietario original es muy peculiar».
Fu Jiu observó los trajes de colores florales frente a ella, se desabrochó su bata hospitalaria y habló en voz baja: ―Vaya y tráigame mi uniforme.
―¿Cómo? Joven amo, ¿no odia usted los uniformes? ―Los ojos de Chen Xiaodong se abrieron al escuchar las palabras de Fu Jiu.
Fu Jiu lo miró y solamente le dijo dos palabras: ―Vaya ahora.
Sin ninguna explicación, su voz sonó tan aterradora que debilitaba las rodillas de la gente. «¿Seguía siendo el mismo joven amo "nuevo rico"»?
La Escuela Media No. 1 de la Ciudad de Jiang tenía una larga historia, fabulosos maestros, mucha gente poderosa dentro, y los mejores académicos tanto en las artes como en ciencias. Por supuesto, existían aún algunos estudiantes menos emprendedores sin posibilidad de progreso. Fu Jiu era el típico ejemplo.
Comparada con otras acomodadas segundas generaciones, ella era peor vista por los otros, debido a que solo vivía de las apariencias, venía a la escuela en carros de carrera y aparentaba ser propietaria de una mina.
Aunque su familia estaba realmente en el negocio de las minas, ella trajo consigo lo que aprendió de su padre, lo cual era muy inapropiado.
Y con su manera de vestirse, la gente solo pensaba en ella como una patán y no como alguien popular, sin importar cuán atractiva ella pensaba que era.
Pensando más profundamente en esto, Fu Jiu jamás había hecho nada indignante.
Pero una existencia como la de ella parecía más como un chiste. ¿A quién podría gustarle?
Pero hoy, la maestra principal observó a esta atractiva joven recién llegada y le preguntó con cierta duda: ―¿Fu Jiu?
―Sí, soy yo, Srta. Chen. Vine a cancelar mi baja por enfermedad.
Fu Jiu sonrió.
La Srta. Chen, en una sorprendida pausa le dijo–: Correcto, ya lo tengo. Ve a clase, no más peleas en el futuro. Pon tu corazón y tu mente en el estudio.
―De acuerdo.
La Srta. Chen estaba sorprendida de ver la espalda de ese joven que justo acababa de salir.
«¿Puede alguien realmente cambiar tanto después de pasar unos días en un hospital? ¡Esto era simplemente una transformación!»