El Dragón Tirano de la Muerte no tuvo ningún cambio de expresión. Parecía que estaba acostumbrado a ser regañado.
—Te estoy hablando amablemente. No está bien que me regañes y me digas que me vaya. En éste mundo, ¿matarse unos a otros es la única manera de resolver los problemas? Si mato a tu hijo, vengarás a tu hijo y vendrás a por mí, aunque me hayas matado, mi descendencia me vengará, y entonces tú también tendrás tu descendencia. ¿Cuándo terminará la venganza? —el Dragón Tirano de la Muerte dijo todo esto de un solo golpe.
—De todos modos, de todos modos, ¿hablas en serio, no sabes que éste es el sitio de nuestro Sistema Divino de los No-Muertos, incluso si nos matas, no puedes escapar. —el Dragón Tirano de la Muerte suspiró...
*Swoosh...*
El Dragón Tirano de la Muerte no pudo decir ni una palabra más.
No pudo soportar las incesantes quejas. Sus ojos, que podían infundir el miedo, dispararon incontables rayos.