Doradito, con la cara hinchada, cojeaba hacia delante, tenía marcas de picotazos por todo el cuerpo. Cinco metros detrás de él, un gran Bi Fang, que debido a su gran tamaño tenía los ojos apretados en un triángulo, siguió a Doradito.
—¿Qué más no me has dicho? —Flamita preguntó fríamente.
En este momento, el glamour de Doradito como Jefe Doradito no se encontraba en ninguna parte. Las gafas de sol en su cara también habían desaparecido.
—No, de verdad te lo he contado todo.
Doradito estaba abatido.
—Oh, ¿estás agraviado?
—No hay queja...
—¿Te estoy intimidando?
—No...
—¿Te hice mal?
—...No...
—Escuché que tienes tres hijos adoptivos.
—Sí.
—¿Con quién? —preguntó Flamita de forma casual.
Doradito estaba aturdido. "Qué y de quién. Sólo acogí a los hijos adoptivos. ¿Por qué está haciendo como si yo tuviera una aventura?"
Doradito reaccionó rápidamente: —Gao Peng y yo.