Desde ese día, Tonto se enamoró de las artes escénicas; esta frase fue dicha en secreto por Doradito.
De alguna manera, la noticia viajó a todos los grupos de familiares. Incluso los forasteros de la tribu habían oído hablar de ello.
A menudo podían ver el familiar esqueleto del rey agachado en la distancia por alguna extraña razón y observando los seres vivos que estaban a punto de morir o de tomar su último aliento. Este comportamiento los asustaba.
Nadie se atrevió a decir en presencia de Tonto que lo detestaban, pero sentían que Tonto atraería la mala suerte. La muerte la acompañaba dondequiera que fuera. Era como el presagio de la muerte, como el Cuervo Espectro.