—La gente es naturalmente buena al nacer. Sus naturalezas son similares, pero sus hábitos se vuelven diferentes...
—Auu, guau, guau, auu, guau, guau, auu...
Una gran araña y un pequeño perro de tres cabezas, uno enseñaba, mientras que el otro aprendía.
Rayadito no necesitaba depender de la lucha para mejorar, y era difícil encontrar oponentes con un físico similar. Simplemente necesitaba aplastar al enemigo con su aterradora fuerza y volumen.
—Eso es todo. Derecha, gancho de izquierda, gancho de derecha, uppercut, puño de martillo, giro de 360 grados...
La ladera resonaba con la voz de enseñanza de Doradito. Frente a Doradito, tres patos valientes, uno negro, uno blanco y uno amarillo, practicaban seriamente el boxeo.
—¡Buena jugada!
—¡Bien!
—¡Eso es genial!
—Eres realmente digno de ser el pato del Maestro Huang. ¡Si luchas con estos movimientos, tendrás impulso!