Media hora después de que Gao Peng se fuera, una línea blanca atravesó el horizonte, flotando sobre el desastre de un campo de batalla.
—Dos Cuasi Dioses acaban de luchar aquí —dijo un Pájaro Divino Azul Blanquecino en voz baja.
—Estos chicos… —murmuró para sí el gobernador del sudeste del país de Mingyu, que montaba el Pájaro Divino Azul Blanquecino, mientras acariciaba un anillo de jade blanco en su pulgar.— ¡Se están volviendo demasiado arrogantes! ¡No tienen ningún respeto por la ley! —Antes de que estallara la guerra entre el País Mingyu y el País Murong, individuos poderosos como los Cuasi Dios no atrevían a violar la ley tan abiertamente.
—Mensajero —dijo seriamente el gobernador del sudeste—, envía entrenadores de monstruos tipo Tierra y Madera para acá para revivir el ecosistema de esta región.
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