—Pero con ver el mapa del jardín es evidente que necesitaríamos bastante tiempo, al menos diez días, para llegar a la siguiente entrada y ni siquiera estamos seguros de que esa será la cámara del tesoro. —Gao Peng hizo un gesto a través del mapa.— Está muy lejos. Ya hemos desperdiciado tres días y serán otros diez días perdidos si vamos para allá. Estaríamos gastando la mitad del tiempo que tenemos y si resulta que no es la cámara del tesoro, tendríamos que ir a otra entrada de nuevo… Estaríamos perdiendo el tiempo por nada.
Gao Peng se sentía incapaz. No era sorpresa que nadie de las tribus había explorado la frontera divina a profundidad. Al principio, pensaba que los hombres de las tribus no sabían que se trataba de una frontera divina, pero ahora parecía que lo sabían desde hace mucho tiempo.