En el cálido agujero del árbol, había más de una docena de huevos color verde oscuro del tamaño del puño de un adulto. La entrada del agujero del árbol estaba sellada con una fina capa de lodo, la cual además había sido mezclada con un poco de heno.
Cú. Cú. Desde fuera del agujero del árbol, se podía escuchar el canto único de un ave ladrón de huevos, similar al arrullo de una viuda que vive al lado.
Después de asegurarse de que nadie respondía a su canto, el ave ladrón de huevos se sintió feliz. Cuidadosamente extendió sus garras hacia el barro seco en el agujero del árbol y comenzó a raspar suavemente. Rápidamente logró hacer un gran agujero en la parte delantera del agujero del árbol.
Se asomó furtivamente a través del gran agujero en el árbol. Sus ojos brillaron cuando vio los huevos.
Cú. Cú. Cú… El exuberante canto del ave ladrón de huevos se escuchaba en el resto del bosque.