Justo en frente estaba el Laberinto Desolado, donde se reunían los humanos. El Pavo Real del Inframundo veía claramente. Sus ojos eran rendijas como dos costuras. Recordó que este solía ser el territorio del León Helado Desolado, pero ahora era un lugar de reunión para los humanos.
No había visto al gatito desde hacía algún tiempo. De seguro se había convertido en alimento para los humanos. Especuló el Pavo Real del Inframundo sin mala voluntad.
Podía verse un resplandor azul hielo proveniente del laberinto. La neblina helada contrastaba con las ardientes llamas del Pavo Real del Inframundo. El cielo estaba dividido en dos mitades: rojo y azul.
—Tú… —el Pavo Real del Inframundo quedó aturdido cuando vio al león blanco salir del lugar de reunión de los humanos.
Había un rastro de ira en los ojos del Pavo Real del Inframundo. Muy enojada dijo: —¡Te has convertido en un lacayo de los humanos, eres una vergüenza para los monstruos!
