Y, así de fácil, un agujero negro se tragó a un monstruo Cuasi Dios. Ni siquiera tuvo tiempo para lamentarse. Habría sido muy beneficioso para Gao Peng si hubiera podido llevarlo al Gran Altar Cortador.
Después de comerse al Acechador Marino, el agujero negro reveló el artefacto. Su superficie estaba cubierta por un débil resplandor de luz divina. Gao Peng vió el artefacto confundido, luego miró a Gran Mar Gordo con una expresión extraña.
—¿Por qué me estás mirando? ¡Rápido, tras él! —gritó Gran Mar Gordo.— ¡Pedazo de m**rda! ¡No corras! —gritó Gran Mar Gordo mientras intentaba alcanzarlo. —¡Detente! ¡Detente ahí mismo! En aquel entonces también te escapaste, ¡¿Intentarás escapar hoy de nuevo?!
Gao Peng vaciló un poco. No podía sacar de su cabeza cómo el artefacto acababa de tragarse a un monstruo Cuasi Dios. ¿Qué sería de él si girara e intentara morder sus brazos y piernas delgados?