"¿Dónde estoy?" Da Zi estaba demasiado sorprendido para hablar. Cuando se volvió para buscar el camino de regreso, se dio cuenta de que el camino por el que pasó había desaparecido.
Da Zi estaba muy triste. Sostenía un crujiente manojo de truenos con tristeza y lo roía. Cuanto más triste estaba, más difícil era aceptar el dolor de no poder encontrar el camino a casa. Por fin, Da Zi eructó de tristeza.
"¿Qué sucede si no puedo encontrar a Gao Peng?" pensó Da Zi con ansiedad.
Un conejo rojo saltó frente a sus ojos. Da Zi estaba enojado. "Estoy tan enojado. Sabías que no podía encontrar a Gao Peng, pero estás haciendo alarde de mí. ¡Te voy a devorar!" Entonces Da Zi se apresuró a perseguirlo…
En el vasto vacío, había un mundo inexplicable. Era extremadamente grande. Los truenos rugían y los relámpagos centelleaban en el aire, era casi imposible diferenciar entre el norte y el sur o ver señales claras de tráfico.
