—Amenazaron nuevamente al Maestro. —Tontín, que estaba sentado en el sofá, se quedó en blanco antes de continuar con una voz seria: —Doradito, Flamita, Da Zi, ¿es así como protegen al Maestro cuando no estoy cerca?
La voz de Tontín era ronca y fría. La llama parpadeante de los no muertos que bailaba ferozmente en las cuencas de sus ojos delató su ira. El ambiente en la habitación era tenso y sofocante.
Desoleón se tumbó en el suelo y le echó un vistazo a Tontín, los escalofríos recorrían su columna.
Este esqueleto comenzaba a emitir un aura cada vez más monstruosa. Tontín ya debería haber evolucionado hasta convertirse en un monstruo nivel Rey, pero Desoleón sentía como si se estuviera enfrentando a un monstruo nivel Emperador.