Tontín regresó a la Tierra de los 1,000 Arroyos. Los subordinados detrás de él temblaban de miedo, ya que no se atrevían a interrumpir a su jefe, que todavía estaba sumido en sus pensamientos. En ocasiones anteriores, cualquiera que se atrevía a interrumpirlo quedaba enterrado en el suelo.
Tontín miró a su alrededor y comenzó a pasar lista. —Espíritu Diablo del Jade Roto, Esqueleto Zorro del Cielo de Seis Colas, Esqueleto Elefante de la Montaña de Piedra… —Nombró a un total de dieciocho monstruos. —… Todos ustedes, adelante.
Los dieciocho monstruos se aproximaron. Los monstruos malignos, que una vez habían actuado brutalmente, parecían extremadamente ansiosos en ese momento. Era como si se estuvieran preparando para aceptar el juicio del destino.
Tontín levantó su mano derecha. —Como tengo que regresar, no tiene sentido dejar a los monstruos malignos aquí… —Apretó el puño.
Hubo una ligera explosión en el aire. Bang.