Con su habilidad extrasensorial, Gao Peng se fue acostumbrando lentamente a su increíble fuerza. Dicho esto, aún así le tomó casi 30 minutos lograrlo. Incluso entonces, aún tenía que pisar con cuidado, en caso de que hiciera un agujero en el suelo con el pie nuevamente.
Abrió la puerta de su laboratorio y vió a Xu Qingzhi, que se frotaba la rodilla con cautela mientras le lanzaba una mirada funesta.
Con indiferencia, la reprendió: —¿Cómo vas a ser mi asistente si eres tan torpe?
Con eso, se alejó de su laboratorio. Estaba caminando un poco raro, como un gato caminando de puntillas.
…
Tontín todavía estaba recogiendo almas en el matadero. Los únicos cerca de la mansión ahora eran Da Zi, Doradito, Flamita y Boba.
Agitó la mano para llamar a sus Familiares. —Vamos. Vamos a traer a Rayitas de vuelta.
¿Rayitas?
Los ojos de Da Zi se iluminaron. Como un rayo, cruzó el lago para encontrarse con Gao Peng.