—Te he estado observando todo este tiempo. No puedes esconderte de mí—dijo la voz de Gao Peng.
Venía de una de las cámaras de vigilancia que había instalado en el campo de entrenamiento.
Da Zi finalmente determinó de dónde venía la voz de Gao Peng.
—Gao Peng, déjame explicarte —dijo Da Zi, entrando en pánico.
—¿Y cómo pretendes hacer eso? —preguntó Gao Peng con frialdad.
—Yo, yo…—tartamudeó Da Zi, mientras trataba de pensar en una buena excusa.
—¡Realmente te quiero! —espetó
¿Honestamente pensaste que eso funcionaría conmigo? pensó Gao Peng, frunciendo el ceño.
—Voy a dejar pasar esta —dijo Gao Peng.
—Haz las 10.000 repeticiones hoy. Estoy observándote.
¿Realmente Gao Peng me estará mirando durante todo el día? pensó Da Zi. Eso no suena muy factible.