Esa noche, Gao Peng recibió una llamada telefónica de He Ming. Dijo que su esposa se había enfermado y que había tenido que acompañarla al hospital. Esperaba reprogramar su cita, ya que no podría asistir al día siguiente.
—Capitán He, me dirigiré a Yuzhou mañana. Vamos a agendar una fecha en la cual los dos estemos disponibles en el futuro —respondió Gao Peng.
Gao Peng sintió que esto era una verdadera coincidencia. Había intentado pensar en una excusa para evitar trabajar con los Familiares de He Ming y, he aquí, una excusa había aparecido justo delante de él.
Después de unos diez minutos, el teléfono volvió a sonar. Flamita, que estaba trabajando duro en la cinta, inmediatamente se bajó. Corrió hacia el sofá dando saltos, agarró el teléfono y lo llevó a la cocina. Flamita le entregó el teléfono a su amo, ansiosa por complacerlo.
Gao Peng tomó el teléfono y Flamita infló su pecho felizmente, mirando ansiosamente a su amo con ojos expectantes.
