—¿Tú eres? —preguntó Klein con una compleja pero calmada actitud.
La dama con una túnica sencilla asintió y dijo: —Arianna, Sierva de la Ocultación.
«Sierva de la Ocultación... Arianna...»
Los ojos de Klein se contrajeron, ya que sabía quién era esta mujer.
Como antiguo Halcón Nocturno, ¿cómo podría no ser consciente del nombre "Arianna"?
Era la matrona del Claustro de la Nocheterna, jefa de los trece arzobispos, probable candidata a futura Papa. ¡Independientemente de la identidad que tuviera, ella era parte del conocimiento general imprescindible al estudiar religiones y misticismo!