«Ninguno de los dos...»
Cattleya reflexionó sobre la respuesta del Sr. Loco, sintiéndose repentinamente perdida en cuanto al verdadero significado de la pregunta.
Originalmente imaginó que el lugar que la mente y el espíritu del emperador Roselle llamaban hogar tenía que involucrar algo filosófico o místico. Por ejemplo, la isla podría referirse al reino divino de la deidad de su fe; las profundidades del cosmos se referían al mundo astral, lo que indica la creencia del emperador Roselle de superarse a sí mismo en su búsqueda del trono de una deidad. Al final, el Sr. Loco respondió que no era ninguno. Eso negó casi todas las posibilidades, lo que le dificultaba pensar en otra respuesta.
«Quizás lo que Su Majestad desea preguntar no es algo que entiendo. Lo que dice el Sr. Loco es señalar otra explicación... No importa si lo entiendo. Solo soy una herramienta de comunicación entre ellos...» Suspiró internamente mientras se inclinaba sinceramente.
