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Entre todos los Saguine presentes, incluso si no se considerara a Emlyn como el más extraño, definitivamente estaba entre los diez primeros en esa categoría.
Como miembro de una raza nacida con una larga vida, era común tener uno o más aficiones para matar el tiempo. Emlyn no era el único al que le gustaban las muñecas, pero ese no era el problema. Además de para comprar muñecas nuevas y combinarlas con ropa también nueva, u obtener sangre de los hospitales para beber, casi nunca salía de su casa. Tampoco le gustaba interactuar con sus relativos. A menos que deseara sangre relativamente fresca, necesitara obtener algún conocimiento histórico o realizar algún intercambio para conseguir ciertos ingredientes; nunca participaba en ninguna de las reuniones correspondientes.