En la embajada de Intis, en la Ciudad de la Generosidad, Bayam.
Helena se sentó frente a un tocador, mirando su hermoso, pero algo frágil reflejo. Se quedó allí en silencio durante varios minutos.
Su escape de la Muerte Negra había estado lleno de expectativa y tormento. Temía que cualquier pequeño accidente hiciera que quedara expuesta ante piratas o aventureros, causando que fuera atrapada por la Vicealmirante Plaga Tracy una vez más haciéndola perder toda su libertad. Entonces nunca podría regresar a su ciudad natal y retomar la vida que originalmente disfrutaba.
Solo aprovechando las escasas conexiones dejadas por su familia logró esconderse dentro de la embajada de su país y obtener un boleto para salir del mar, lo que le proporcionó un pequeño alivio.
Sin embargo, eso todavía no era suficiente para hacerla sentir tranquila. Creía que todo recién terminaría cuando entrara al Continente Norte.