Todo a su alrededor era como una ilusión. Los colores estaban muy saturados y superpuestos a medida que se retiraban rápidamente.
Tan pronto como Klein recuperó el sentido, observó y experimentó ese maravilloso pasaje, sintió que la mano del señor Azik que lo sujetaba temblaba ligeramente.
Antes de que pudiera reaccionar, sintió una fuerte sensación de ingravidez. Su cuerpo no pudo evitar caer en picada e incluso comenzó a girar.
Los colores rojo, amarillo, blanco y negro a su alrededor se desvanecieron rápidamente, y Klein cayó, golpeando el suelo sólido con fuerza. El impacto hizo que su cabeza se mareara y sus órganos internos se agitaran por dentro.