—Vamos a echar un vistazo. No llegué demasiado tarde, afortunadamente mi hermano aún no ha sido asesinado. Vamos a echar un vistazo.
La mirada del anciano harapiento atravesó todas las obstrucciones para observar la gran batalla que se estaba librando. Avanzó por el aire y aunque su cuerpo tocó algunas de las flores de loto, éstas se deslizaron a través de él como si su cuerpo fuera ilusorio sin hacerle daño.
Parecía que estaba caminando muy lentamente, pero con cada paso se movía millones de kilómetros.
...
La batalla continuaba. Ji Ning, el Señor de la Estrella, el Inmortal Abismo y los otros estaban completamente rodeados por lotos negros. No había salida alguna.
—Nunca hubiera pensado que terminaría muriendo aquí —dijo el Inmortal Abismo y dejó escapar un suave suspiro—. Que yo muera es una cosa, pero mis discípulos…