La prueba era explicada en solo dos simples líneas de palabras: "Ve y acoge a un discípulo de gran virtud kármica que esté rodeado de al menos trescientos metros de luz kármica dorada. Ve y mata a diez Inmortales de la Tierra o Inmortales Forajidos que hayan cometido grandes pecados y que estén rodeados de al menos trescientos metros de sangrienta luz de pecado".
—Esto es...
Ning frunció el ceño. ¿Acoger a un discípulo? ¿Matar Inmortales? Alguien que había acumulado tanta virtud kármica como para estar rodeado por trescientos metros de luz kármica dorada era demasiado raro. En general, tales individuos tendrían una tremenda buena suerte, por lo que se habrían unido a una escuela hacía mucho tiempo y muy probablemente a una escuela importante. Después de todo, cuanto más grande fuera un clan o una secta, más desearían tener un discípulo con tanta virtud kármica. ¡Esto traería fortuna a toda la secta! ¿Se suponía que él debía robar un discípulo de otra persona?
