Las aguas del río fluían suavemente, el cual estaba rodeado de verde y flores de todos los colores.
¡Whoosh! ¡Whoosh! Dos figuras descendieron de los cielos. Ji Ning y el Señor de la Secta Polvonueve estaban parados entre las flores silvestres y los arbustos.
—Nunca hubiera imaginado que el Reino de las Olas tuviera un paisaje tan hermoso. Todos hablan de lo peligroso que es este lugar. ¿Puede tal belleza realmente contener tanto peligro? —dijo Polvonueve y suspiró.
—El Emperador de las Olas fue un Emperador verdaderamente extraordinario —dijo Ning inmediatamente—. Los peligros dentro del Reino de las Olas están ocultos. No te dejes engañar por lo hermosas que son las flores, si actúas de modo imprudente terminarás atrapado en algún lugar verdaderamente peligroso.
—¡¿De verdad?! —dijo el Señor de la Secta Polvonueve sorprendido.