Una imponente nave flotaba dentro del oscuro espacio caótico donde se encontraba un numeroso grupo de cultivadores.
En el lugar más alto dentro de la nave estaba sentado un hombre con una máscara y túnica plateadas. Era el Señor de la Secta Polvonueve, su nombre era conocido en todos los territorios de la región cercana. Innumerables seres vivos se postraron ante él y su vileza y su poder se habían dado a conocer hace mucho tiempo a los cultivadores a su alrededor. Inspiraba terror ahí a donde iba.
Debajo de él había tres figuras que eran los Vice Señores de la Secta Polvonueve.
—Señor de la Secta —dijo Señor Dao Elegante, uno de los tres Vice Señores de la secta—. Los diez años han concluido y la Secta Caminodeleste se ha negado a irse. ¿Qué debemos hacer?
—¿Realmente necesitas preguntar? ¡Vamos a eliminarlos! —rugió Señor Dao Flamabruta, que tenía un cuerpo parecido a una piedra—. Sin Señor Dao Caminodeleste, ¿cómo podrían defenderse?