Mientras Meng Hao y Yan'er estaban en lo alto del Décimo Cielo, eran uno con el viento. Las palabras suavemente habladas de Meng Hao entraron en los oídos de Yan'er y se fundieron en su corazón, donde permanecerían para siempre.
Era muy probable que sin importar cuántos años pasaran, Yan'er pensaría en este momento, recordaría estar junto a su Maestro y pensaría en las palabras que le había dicho.
Los cultivadores cultivan, no el cuerpo, sino el corazón.
Mientras miraba, vio el cielo extendiéndose sobre las tierras. Vio cómo el Cielo y la Tierra estaban conectados, y vio las estrellas infinitas. Todo eso llegó a quedar impreso en su corazón.
Aparte de las palabras pronunciadas por Meng Hao allí sobre el Décimo Cielo, el único sonido era el del suave murmullo del viento. Era como si el mundo entero se hubiera ralentizado, y ellos dos fueran los únicos en existencia, Maestro y aprendiz....
Fue un momento que pareció durar años....