En el instante en que su tercera Lámpara del Alma se apagó, las otras parpadeaban como si un viento hubiera pasado.
—Las Siete Desolaciones.... —dijo con frialdad, cerrando los ojos. Podía sentir el estruendo dentro de él, el aumento explosivo de su base de cultivo, ¡y el incremento de su sentido divino en un diez por ciento!
En ese momento, ¡su sentido divino era equivalente al sesenta por ciento del de un Paragón!
—¡Si apago las otras treinta Lámparas del Alma, mi sentido divino será tres veces más poderoso que el de un Paragón! Aunque sólo sea tres veces más poderoso que un Paragón de siete esencias, sigue siendo un nivel de poder aterrador.
Los ojos de Meng Hao se abrieron, y brillaron intensamente. Respiró hondo mientras los sonidos retumbantes continuaban resonando en su interior. Todo en él seguía creciendo con fuerza, su base de cultivo, su cuerpo carnal y su alma.