1301
—¡¿Debo llamarte Ji Dongyang, o debo llamarte... el Patriarca del Clan Ji?!
Mientras Meng Hao miraba a Ji Dongyang, sus ojos se entrecerraron, y su corazón se llenó de vigilancia. La sensación de crisis mortal continuó creciendo, hasta el punto de que era incluso más clara que cuando había estado luchando contra el Señor Blanco.
Después de todo, Meng Hao estaba ahora en su punto más débil, y el hecho de que Ji Dongyang estuviera haciendo su aparición en ese momento demostraba una cosa: había estado esperando y observando durante bastante tiempo. Habría sido imposible para él encontrar una oportunidad como esta sólo por casualidad.
Una cosa que llevó a Meng Hao a sospechar la verdadera identidad de Ji Dongyang fue cómo había sido capaz de seguirlo y espiarlo por un período tan largo de tiempo sin ser detectado. Por lo tanto, Meng Hao había dado voz a su suposición de quién era realmente esta persona.