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Meng Hao se sentó con las piernas cruzadas fuera de la enorme grieta, esperando que llegara el Señor de la Séptima Montaña y el Mar. Para Meng Hao, esa batalla que se avecinaba sería una verdadera prueba de su destreza en la batalla.
La persona con la que deseaba luchar era uno de los Señores de las Nueve Montañas y los Mares, alguien a quien innumerables cultivadores veían con asombro. Era el Señor de las Montañas y los Mares de la Séptima Montaña y el Mar, y aunque no fuera el más poderoso de los Señores de las Montañas y los Mares, seguía siendo increíblemente fuerte.
Para Meng Hao, esa sería una lucha muy importante, considerando que era fundamental para ayudar a su abuelo Meng a despertar del sueño. También era clave para poner fin a la Guerra de las Montañas y el Mar. Si podía derrotar al Señor de la Séptima Montaña y Mar en la batalla, entonces la guerra con la Octava Montaña y Mar habría terminado.