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Las ondas se extendieron en el cielo estrellado, barriendo y cubriendo instantáneamente toda el área que rodeaba a Meng Hao.
Esas ondulaciones contenían capas de Dao, y a medida que se extendían, cualquiera que las escuchaba sentía como si estuviera escuchando a incontables seres vivos susurrando en sus oídos.
Los rostros de los cinco patriarcas del clan Meng parpadeaban mientras miraban al cielo estrellado... el origen de todas las ondas.
A partir de ese momento, el cielo estrellado estuvo completamente en calma, al igual que el Clan Meng con su continente central y nueve continentes auxiliares. Lo único que se podía escuchar era el jadeo cada vez más ansioso de la audiencia.
Los miembros de las nueve líneas de sangre, independientemente del nivel de su base de cultivo, podían sentir las ondas que se extendían por las tierras, y la indescriptible presión que irradiaba el cielo estrellado.
*¡BRRRR!*