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Los ojos de Meng Hao estaban fríos como el hielo, pero por dentro suspiraba. Que un clan declinara su poder era aceptable, pero que la moral de su pueblo se degenerara era enfermizo. Dejarlos con vida... era realmente inútil.
Por medio de la ilustración, se podría decir que el linaje de su abuela había caído en una situación desesperada y estaba ahora en un punto de extrema debilidad, consistente en los ancianos, los frágiles, los enfermos y los lisiados. La generación más joven fue forzada a la servidumbre, y la generación mayor estaba enferma y decrépita. Sin embargo, su alma seguía presente, y el corazón era fuerte. Aún se mantenían unidos como una familia, y como tal, un día podrían volver a ser prominentes.
Era posible sentir ese espíritu dentro de Meng Ru, Meng Chen, y las otras dos jóvenes mujeres de ahora. Todas se aferraron tercamente a su esperanza en el futuro.