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Meng Hao se deslizaba a través de las nieblas como un lobo solitario en la noche, completamente en silencio. Los únicos signos de su llegada eran sus brillantes ojos rojos, y las fluctuaciones de la Gran Magia del Demonio Sangriento.
No se escuchaban gritos, ya que sólo se dirigía a los cultivadores de los Reinos Antiguos. Mediante la Gran Magia del Demonio Sangriento, Meng Hao se recuperaba lentamente, aunque el proceso no era tan rápido como cuando aprovechó su estadía en la lápida. Sin embargo, lo que Meng Hao quería era despertar a su estrato Eterno.
Con su estrato Eterno trabajando, su recuperación sería mucho más rápida.
Siguió adelante, absorbiendo a los cultivadores que encontraba. En cuanto a la sombra borrosa, aun estaba siguiéndolo, buscando la oportunidad perfecta para dar el golpe mortal y poseer a Meng Hao.