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Incluso mientras el anciano hablaba, una pantalla se materializó frente a él; ésta comenzó a reproducir la batalla entre Meng Hao y el Patriarca Alma Negra.
En un momento dado, el anciano agitó su dedo, causando que las imágenes en movimiento se detuvieran y mostraran claramente el rostro de Meng Hao. Sin embargo, no se tomó el tiempo para estudiarlo En su lugar, cerró los ojos y respiró profundamente.
Luego agitó su mano derecha, causando que la imagen se desvaneciera, dejando atrás nada más que una hebra de qi blanco.
El viejo dijo: —Las apariencias pueden cambiar, la sangre puede alterarse y las auras pueden transformarse. Sin embargo, la esencia de un alma es algo que nunca puede ser cambiado...
Un gran número de cultivadores ya había empezado a reunirse a su alrededor, pero ninguno de ellos hablaba; simplemente lo miraban respetuosamente.