Casi tan pronto como las palabras salieron de su boca, la espada de Fang Xiufeng se conectó con los nueve caracteres del Dao. Un enorme estruendo resonó, acompañado de una ilimitada y deslumbrante luz. Los caracteres de la sexta tribulación se derrumbaron instantáneamente, convirtiéndose en nada más que cenizas a la deriva.
Al mismo tiempo, la luz azul que brillaba de Fang Xiufeng se volvió aún más cegadora, como si hubiera sido potenciada por algún catalizador... A medida que se hacía más brillante, la semilla de Dao dentro de él comenzaba a derretirse.
Al hacerlo, apareció un poco de aura Inmortal de Todos los Cielos, algo con lo que Meng Hao estaba muy familiarizado. No era el aura de un Dao Inmortal, sino más bien la primera etapa de un Inmortal ordinario.
Al final, se dio cuenta de por qué tenía un mal presentimiento. Éste venía de... ¡La semilla del Dao!