—¡Exaltado Dao Fang, sálvame! —El gigante rugió aterrorizado, su corazón palpitaba con fuerza mientras miraba a la hoja que se abalanzaba hacia él.
En el momento en que gritó, las cenizas de los símbolos mágicos se volvieron a formar de repente, convirtiéndose en la misma cara de mono que había aparecido antes en la placa de la armadura. Sus ojos brillaban con una extraña luz mientras miraba fijamente a Meng Hao. Entonces habló con una voz siniestra: —Reencarnación del Cielo y la Tierra. ¡Escúchame, no lo debes matar!
Mientras la voz resonaba, el arma de batalla de Meng Hao aterrizó en el cuello del gigante. Sin embargo, lo que fue destruido no fue sólo el cuello, sino todo el gigante. Una fuerza indescriptible lo aplastó y lo destrozó completamente.
Sin embargo, en respuesta a la voz del mono, el gigante repentinamente ardió con una poderosa fuerza vital ¡Una fuerza vital que parecía ser imposible de destruir para el Cielo y la Tierra!