¡Ese era el engaño del Emperador!
Aunque no se podía decir que tuviera intenciones honorables o que no hubiera trucos ocultos en su oferta ¡Al menos se podía decir que había revelado sus cartas y puso la carnada al descubierto!
Fue como si dijera: —Aquí está la carnada ¿Van a morder?
Cualquiera con un poco de sentido común sería capaz de ver que algo estaba pasando, algo grande y peligroso. Lo más importante, mientras estos drásticos cambios golpeaban al Reino Ventisca, las acciones del Emperador eran completamente desconcertantes.
Sin embargo... Aunque sabían que algo pasaba, ninguno de los cultivadores del Eslabón pudo resistirse a tal carnada. Dao-Cielo no pudo, ni tampoco Meng Hao. Su único propósito al venir al Reino Ventisca había sido obtener la iluminación de las leyes y Esencias naturales.