—Espíritu Renegado... —Era un término con el que Meng Hao no estaba familiarizado. Pero por la forma en que el loro lo dijo, sonaba a que tenía una larga y complicada historia.
La jalea de carne parecía estar confundida al principio, pero después de un momento pareció recordar algo, y comenzó a temblar.
Al mismo tiempo, el Mastín de Sangre, que todavía estaba en la bolsa de posesiones, dentro de la máscara color sangre, comenzó a luchar contra una sed aún más fuerte, como si... ¡Quisiera consumir al murciélago de color sangre!
La cara de Meng Hao se agitó mientras retractaba su sentido divino de la necrópolis. Estaba sentado allí en la cueva del Inmortal, perdido en sus pensamientos y con dudas. Sin embargo, dentro de la máscara color sangre, el Mastín de Sangre emanaba una intensa sed que parecía estar alcanzando su tope.