Tan pronto como apareció el aura asesina intensa, se extendió en todas direcciones, levantando nubes de polvo. El rayo se estrelló repetidamente, y el mundo entero se manchó con esa energía hasta quedar negro.
Era como si la estatua en ese pergamino ya no fuera una pintura. Además, el Reino Ventisca ya no parecía ser el Reino Ventisca, sino el mundo dentro del pergamino.
Todo estaba muy oscuro, tanto la tierra como el cielo. Y sin embargo, de alguna manera, Meng Hao podía verlo todo con claridad.
La estatua estaba sentada allí con las piernas cruzadas, vistiendo túnicas negras. De repente, se movió, y luego lentamente comenzó a mirar hacia arriba.
Fue un movimiento simple, pero causó estruendos que llenaron el mundo entero. El flujo del tiempo pareció cesar, y las leyes naturales parecieron ser arrojadas en un caos masivo. Ante esa persona, las Esencias parecían postrarse y doblegarse en adoración.