Un viento masivo se elevó. Era como si el Reino Ventisca estuviera acumulando energía, que podría explotar en cualquier momento.
Una vez que ese poder estallara, las Nueve Naciones serían arrastradas a la guerra, una guerra entre todos los cultivadores. Anunciaba... ¡Las batallas del Eslabón!
Determinarían quién era realmente el número uno en el Eslabón, quién era el verdadero tope de poder entre ellos. Para convertirse en un cultivador del Eslabón, uno tenía que ser un Elegido entre los Elegidos en cualquier Montaña y Mar. Eran personas que podían, basándose en su propia base de cultivo... Desafiar a expertos por encima de su propio nivel.
Soles brillantes así eran personas que no aceptaban fácilmente ser inferiores a los demás; eran personas que se esforzaban por ser los campeones de su generación.