Casi en el mismo momento en que la proyección del mundo se desvaneció, las tres mujeres decidieron que la guerra debía comenzar. Así, hicieron que su planeta se acercara desde la distancia, algo que llevaría tiempo.
En otro lugar de los Cielos había otro mundo, el de los nueve soles y la enorme estatua. No era real, sino más bien una proyección, de la misma manera que el mundo en el que estaban las tres mujeres era una ilusión.
Los verdaderos estaban en realidad en un lugar muy lejano...
En el de los nueve soles, también hablaba una voz de una mujer decidida y siniestra.
—Tomará cientos de años para que el otro lado llegue… Esta vez es lo mismo para nosotros, ¡no escatimen en gastos! ¡Debemos tener éxito!