Ahora las cosas habían cambiado completamente. Su Yan huía, y Meng Hao la perseguía. 500 escarabajos negros se elevaban a través de las Ruinas de la Inmortalidad como una tormenta de viento. Todos medían aproximadamente medio metro de largo, y algunos de los más grandes medían más de tres metros.
500 escarabajos hacían un mar de insectos a pequeña escala. Aunque no se podía decir que borraban el cielo, hacían que todo se sacudiera, y enviaban ondas interminables mientras perseguían a Su Yan.
Si se tratara sólo de escarabajos negros, Su Yan tendría numerosas formas de lidiar con ellos y escapar. Sin embargo… No sólo la perseguían los insectos, también Meng Hao.
Éste estaba sentado con las piernas cruzadas sobre uno de los escarabajos más grandes, con los ojos parpadeando fríamente. Su mirada sólo continuó helándose mientras miraba a Su Yan. Después de todo, ella era la que había arruinado su plan de recolectar plantas medicinales.