Después de varios días de banquetes, las Tres Grandes Sociedades Daoístas se fueron, al igual que todas las demás sectas y clanes. El asunto del compromiso de boda con el Clan Li no fue resuelto. Sin embargo, Fang Shoudao no vaciló y continuó presionando por un tiempo.
En el transcurso de unos días, convocó a Meng Hao en múltiples ocasiones, pero éste no cambió de posición. No era un joven señor cualquiera del clan, ahora era un sol abrasador.
Por lo tanto, ignoraba completamente a Fang Shoudao, postergando el asunto al enfocarse en el cultivo de los Frutos de Nirvana.
Tres días más tarde, mientras estaba sentado meditando en su residencia, Fang Shoudao fue para una visita personal. Tan pronto como entró en el patio, envió su aura, y Meng Hao abrió inmediatamente los ojos.
Fue en ese momento que apareció frente a él. Su rostro era grave mientras miraba a Meng Hao. Luego dejó escapar un largo suspiro y se sentó con las piernas cruzadas.