La cara de Meng Hao era antiestética. Sintiéndose algo desamparado, vio a un loro multicolor agitando sus alas mientras volaba. Se podía notar una pequeña campana pegada a su garra, y parecía muy contento consigo mismo. De alguna manera lucía licencioso, e incluso tenía una franja negra de tela envuelta alrededor de su cabeza, cubriendo uno de sus ojos. El ojo visible brillaba intensamente mientras salía de la cima de la montaña.
—Sólo espera a Lord Quinto, vieja bruja. Y en cuanto a ti, mi amada concubina, no te preocupes, el Lord Quinto volverá por ti. ¡Arriesgaré todo para rescatarte de este lugar!