La voz de Meng Hao resonó por la vasta extensión del firmamento. Flotó en el aire, lleno de poder que despreciaba a todos los que estaban bajo el Cielo. Una luz brillante lo rodeaba, y el ídolo del Dharma detrás de él no parecía ilusorio. Además, ¡emanaba energía de poder inmortal!
Esa... ¡Era una presión que excedía la de un falso Inmortal!
Eso... ¡Era el ochenta por ciento del poder de un verdadero Inmortal!
Flotó con las piernas cruzadas en el aire, luciendo como un Inmortal. Sus ojos parecían contener estrellas, y su voz era impresionante mientras resonaba por las tierras como un trueno.
Colores salvajes resplandecían en el cielo, y el viento se agitaba. Los cultivadores de las escarpadas montañas circundantes sólo podían mirar con sus mentes llenas de rugidos. Eso era especialmente cierto en el caso de los tres cuyos nombres había sido pronunciados por Meng Hao. Sus mentes estaban llenas de pánico y conmoción.