¡Ese día era el 49º que Meng Hao mantenía encendida la lámpara de bronce!
¡Ese día era el último día!
Era de noche y la luna no era visible. Toda la cordillera estaba envuelta en un negro oscuro, sin la más mínima luz.
La única claridad en toda la tierra... Estaba en la cueva del Inmortal de Meng Hao... De ese fuego parpadeante.
La lámpara de bronce ardía con su sangre, creando una llama inmortal que había titilado hasta el final.
Meng Hao estaba mirándola, esperando. Había experimentado mucha masacre para llegar a ese punto, y ahora... El momento estaba ahí.
—Mantener la lámpara encendida durante 49 días —murmuró— y entonces, en el momento en que se apague, formará un meridiano inmortal dentro de mí.
—Obtener iluminación de ese meridiano inmortal, y mi camino... ¡Será el de los tiempos antiguos! —En ese momento, los Elegidos y Protectores del Dao de las diversas sectas y clanes habían sentido que algo extraño estaba sucediendo.